Las leyes de inmigración de
Estados Unidos no se encuentran a la misma altura de los avances
socioeconómicos del país. La insensatez de la situación en la que muchas
familias norteamericanas se encuentran, también me hace pensar que después de
miles de años, la evolución moral del hombre ha sido muy lenta.
Bajo las leyes actuales de inmigración, por medio de miles de ordenes de deportación, el gobierno de Estados Unidos le ha brindado el mismo mensaje a muchas personas: “No importa si sus hijos se queden sin padre, no importa si su pareja se vea destrozada por su partida, no importa si cuando usted regrese a su país le torturen o le asesinen.” ¡No importa¡ Y como si eso fuera poco, es difícil presenciar cuando un Juez de Inmigración decide deportar a un individuo que legalmente califica para un beneficio inmigratorio, pero por discreción propia (porque en su opinión), no lo merece.
Existen
factores que simplemente no se pueden controlar. En ciertas ocasiones ni
el fiscal ni el Juez dan paso a razones. Por ejemplo, existen casos que
podrían ser aprobados por un juez pero son negados por otro. Los jueces y los
fiscales son asignados al azar. No se puede escoger a un “buen”
Juez, o un “buen” fiscal.
La interpretación de las leyes de inmigración también varía. Esto propicia que las Cortes de Inmigración en ciertas áreas del país sean más estrictas. Mucho depende de los precedentes de la corte de apelaciones de circuito. Un fiscal general también tiene la autoridad de crear precedentes que afectan la interpretación de los códigos de inmigración.
Tergiversaciones como estas pueden afectar el resultado de los casos. Por ejemplo, inmigrantes que se encuentran en la custodia de oficiales de inmigración pueden ser transferidos a centros de detención lejos de su estado de residencia; pueden verse obligados a presentar su petición inmigratoria en recintos más estrictos, con jueces más rígidos y desde donde no tienen acceso a la evidencia necesaria para completar su caso. Hoy día, no existen leyes fuertes que permitan escoger un centro de detención preferencial.
En algunas ocasiones, aún con el mayor de los esfuerzos no se puede ganar la residencia. A veces aún las peticiones que al principio parecían ser fáciles se complican. En un sistema legal tan complicado y arbitrario existen casos en los que la aprobación de una residencia resulta ser un verdadero milagro.
Autor: Abogada de inmigración Marta Victoria Canossa. La bogada Marta Victoria Canossa ha completado cientos de casos frente la Corte y el Servicio de Inmigración de Estados Unidos. Es una socia fundadora de Ortega, Canossa y Asociados, PLC, una firma que ofrece asesoría legal inmigratoria en todo el país. Para más información visite www.ocalegal.com, Facebook, LinkedIn o Twitter o envíele un mensaje a canossa@ocalegal.com.